Esta caldera era utilizada para llevar el mosto a ebullición, elevando cuidadosamente su temperatura hasta el punto exacto para añadir el lúpulo, ingrediente esencial que aporta el característico amargor y aroma a la cerveza.
Esta cocción prolongada permitía esterilizar el líquido, estabilizar su composición y extraer los compuestos clave del lúpulo. Representa una etapa crítica en la transformación del mosto en cerveza.